La historia de Alfredo y Cristian, quienes le hablan al
presidente. El conmovedor respaldo de la gente y del
municipio de Oro. El jueves se moviliza la ciudad.
Alfredo lleva
“una vida” dentro del Correo Argentino y asegura que
esté es el “momento más triste” de todos los que atravesó. Cristian es
bastante más joven y con menor trayectoria -5 años- en esa
emblemática entidad pero igual admite que “ando con la
cabeza en otro lado, me tiene mal esto”.
El experimentado trabajador es padre de Fabiana y Santiago y
el sostén familiar. El muchachito por ahora permanece
soltero “pero
ayudo en casa a mis viejos con los impuestos, parte de la
comida”.
Son dos de los tres empleados de planta permanente de la
sede de Fernández
Oro que a fines de mayo cerrará por disposición
del Gobierno
Nacional, si es que no prosperan las gestiones del
municipio y el Gobierno rionegrino de evitar que deje de
funcionar esa agencia que brinda un servicio indispensable a
todos los lugareños.
En ese delicado escenario, este viernes recibieron numerosas
y conmovedoras muestra de apoyo de los vecinos de la pujante
ciudad con alma de pueblo que les prometían que “no
vamos a dejar que esto cierre ni que ustedes se queden en la
calle”.
LM Cipolletti fue testigo exclusivo del conmovedor
respaldo popular hacia los trabajadores, luego de que la
gente tomara conocimiento de la drástica noticia impulsada
por el Gobierno de Javier
Milei.
“No lo vamos a permitir. No va a cerrar. Yo soy nacida acá y
es muy importante el Correo para nosotros. El Pueblo está
enojado”, advirtió Graciela,
tras despachar un pedido.
Con ella se encontraba Teresa,
que llegó al pago en 1982. “El
Correo es todo para nosotros, nos entregan correspondencia,
nuestras cosas, la de nuestros hijos”, valoró el
rol de esa entidad.
Ely se acercó al mostrador a retirar una
correspondencia con su pequeño Lio en
brazos. Y se sumó a las voces de apoyo. “Son
de confianza estos muchachos, desde que estoy en Oro que
vengo y siempre me cumplen, excelente atención. No sería
justo que cierre y se queden en la calle. Necesitamos que
siga abierto”, reflexionó antes de regresar al
barrio “del otro lado de la ruta”.
Por su parte Mónica contó
que posee un emprendimiento en La Chacra y va y viene al
Correo en forma continua. Ella también, por ende, se
involucró con la causa. “Lo
veo mal al cierre, algo que tanto utilizamos los vecinos.
Solidaridad con ellos -por los trabajadores-, aparte será un
trastorno para nosotros trasladarnos hasta Cipolletti a
buscar una caja todos los días. Me decepciona la medida del
gobierno”, lamentó.
Las historias de Alfredo y Cristian
“Yo soñaba con terminar mi carrera acá, donde entré hace 29
años. Los primeros 5 fueron en Cipo y llevo 24 acá. Me
considero más orense que cipoleño a esta altura. No quería
venir nadie en aquel momento, parecía algo lejano, como si
fuera el Chocón ahora”, recordó con nostalgia el histórico
empleado.
“Me encariñe con el pueblo, lo vi crecer y ayudamos también
con nuestro granito de arena para que eso suceda. Es
impresionante como nos quieren todos, hoy recibimos llamadas
hasta de gente nacida acá que está viviendo en otras
provincias del país. Eso no tiene precio, algo bueno
habremos hecho”, celebró el buen hombre.
Reconoce que sus hijos “se largaron a llorar” por la
situación. Pero él no tiene tiempo para lamentos ya que “no
paramos de recibir envíos, hoy entraron 350 encomiendas. Y
sobran ganas de laburar y salir adelante”.
Alfredo y Cristian, dos de los tres despedidos junto
a Graciela, otra vecina que los respaldó.
“En mi caso pensé que iba a trabajar mucho más tiempo acá.
Yo soy soltero, vivo con mis viejos, Marcos -vidriero
conocido- y Dora y antes fui ayudante de albañíl. Se hacer
mezcla, trabajar con la moladora, cortar fierros”, repasó su
historia el joven cipoleño del Barrio Don Bosco.
Siempre un tanto tímido, reconoció que “Alfredo
me ayudó mucho desde que pisé el Correo. Al
principio me daba vergüenza hablar con la gente, pero luego
le agarre la mano”.
Hincha del Albinegro y del Trueno Verde, valora la
contención, en estos días tan duros, “de mis amigos y mis
viejos, me dicen que no pierda la esperanza. El tema es que
está duro conseguir trabajo, no es que tiras un curriculum y
ya conseguís algo”.
Se acercan las 16, la hora de volver a casa tras una jornada
movida y emotiva que arrancó a las 8.30 para ellos. Cierran
la puerta y se marchan, alentados por más vecinos. Esperan
que a partir del 1 de junio no les toque cerrar para
siempre.
El mensaje de los despedidos a Milei
“Yo le pediría que se de cuenta que somos todos
trabajadores. No somos la casta, somos cumplidores, siempre
llevamos el país adelante. Necesitamos trabajar y llevar
alimentos a nuestras casas. No queremos ser marginados”, le
rogó Alfredo al presidente.
Por su parte Cristian, con menos palabras pero la misma
contundencia le pidió al primer mandatario “que recapacite”.
Alfredo comentó que este viernes recibieron la visita del
intendente Gustavo
Amati junto a una disputada para llevarles algo de
calma y también adelantó que se viene una ruidosa movida:
“Nos reiteraron su compromiso de hacer todo lo posible para
evitar el cierre. Y también confiamos en el Sindicato
nuestro, Sitraco. Y además se armó una movilización de
vecinos para el jueves a las 10 en la puerta del local".
Tras ser alertados del inminente despido, los muchachos que
suelen repartir ese tipo de tristes cartas/noticias sueñan
con que nunca les llegue ese tan temido telegrama…
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