La mayoría de los legisladores kirchneristas se abstuvo.
Nuevas quejas por falta de discusión y déficit de
conducción.
La votación para la incorporación del impuesto al tabaco en
la ley ómnibus llevó al límite la tensión interna en el
bloque de Unión por la Patria (UP). Por empuje
de la bancada de Miguel Pichetto a las 13:53, se
habilitó el sistema electrónico para aprobar la inclusión y
21 diputados peronistas optaron por la afirmativa.
La sorpresa alcanzó por igual al oficialismo, opositores
aliados y varios de los integrantes del bloque de Pichetto.
La jugada fue liderada por Nicolás Massot, la salteña Pamela
Calletti y los radicales.
Pero en el peronismo hubo sorpresivas adhesiones: desde Hugo
Yasky, Carolina Gaillard y Agustina Propato, cuya
pertenencia kirchnerista resulta indiscutida, hasta el
tucumano Pablo Yedlin y Victoria Tolosa Paz, pasando por
Santiago Cafiero, el sanjuanino Walberto Allende, el
chaqueño Juan Manuel Pedrini, Carlos Castagnetto y Martín
Soria, entre otros, apoyaron la inclusión del gravamen a la
actividad tabacalera.
LPO había anticipado que Santiago Caputo decidió retirar
el capítulo de la ley bases, porque el Gobierno temía que el
lobby cruzado empantanara toda la ley. "No hay consenso para
votarlo y puede complicar la ley", decían en el oficialismo
pero fuentes de la UCR explicaron a este medio que cuando
dialogaban entre los aliados se daban cuenta que los únicos
que se oponían eran los macristas, sostén principal de los
libertarios en Diputados.
Por eso, un radical confirmó a LPO que "fue una sorpresa" el
apoyo de los kirchneristas. "Hasta pensábamos que podíamos
perder porque los 38 libertarios, más el MID y el PRO
juntaban 78 votos, mientras que nosotros somos 34, (Miguel)
Pichetto tiene 22 e Innovación Federal 8", repasó.
Sin embargo, el peronismo atravesaba una discusión
subterránea que, según trascendió en los pasillos del
Congreso, la conducción del bloque trataba de acallar. De
hecho, el jefe de bloque, Germán Martínez, había sido
enfático en defender la abstención si el tema llegaba al
recinto. "Si se trata y nos abstenemos pero el tema sale,
van a decir que apoyamos indirectamente", repetían algunos
miembros de UP pero el santafecino habría sido tajante: "Me
chupa un huevo porque son dos empresas que hacen lobby en
todos los bloques".
Ya en la noche del lunes, durante el desarrollo de la
maratónica sesión, cerca de Tolosa Paz advirtieron a LPO que
el bloque se abstendría pero abrieron la puerta para votar
la ley que favorece a Massalin con el argumento que "el rol
del Estado debería ser cobrar impuestos a los grandes". "No
pensé que Tolosa Paz fuera a mover 20 diputados", afirmó con
ironía uno de los aliados de Martín Menem, una
vez consumada la aprobación.
Las actas de la votación del impuesto al tabaco evidencian
una división importante al interior de UP. Aunque hubo un
puñado de ausentes, el contraste se nota entre los nombres
que compusieron abrumadora mayoría de abstenciones y los que
optaron por votar afirmativamente.
Entre los abstencionistas, estuvieron Máximo Kirchner, la
catamarqueña Fernanda Ávila, la jujeña Leila Chaher,
Florencia Carignano, el formoseño Luis Basterra, Gustavo
Bordet, Sergio Casas, Daniel Gollán, José Glinsky, Diego
Giuliano, Itai Hagman, Carlos Heller, Ramiro Gutiérrez, Paco
Manrique, Micaela Morán, Cecilia y Leopoldo Moreau, Sergio
Palazzo, Rodolfo Tailhade y Julia Strada.
Uno de los legisladores que votó a favor se quejaba de la
"falta de discusión". "Nos quieren llevar de la nariz",
repetía tras la sesión, y remarcaba: "la lista de los que
queríamos apoyar demuestra que no se trata de una movida
para dañar al kirchnerismo".
El bloque de UP atraviesa una crisis cada vez más aguda
desde el ascenso de La Libertad Avanza. Como informó
sucesivamente LPO, la interna se tramitó de diversas formas,
como la creación de una mesa federal que tuvo escaso
funcionamiento, la invención de un grupo de WhatsApp llamado
"Federales" que ya causó varios dolores de cabeza y diversas
reuniones para charlar sobre la estrategia parlamentaria y
la construcción política.
Hasta ahora, las acciones de los dirigentes más
experimentados cauterizó las heridas y las posibles
divisiones, además de la inteligencia táctica de mantener
una bancada numerosa y unida frente a Javier Milei.
Después de la votación del impuesto al tabaco, se notó un
incipiente enfriamiento de la sintonía entre Menem y
Cristian Ritondo. Cuando se trató el título del monotributo
social en el paquete fiscal, Massot pidió un cuarto
intermedio para atender a una modificación que reclamaban
Hagman y Arroyo para no dejar sin cobertura a un millón de
personas. José Luis Espert y el riojano accedieron y
habilitaron un módico cambio pero el titular del bloque PRO
manifestó con claridad su disgusto en el recinto.
Ante ese cuadro, uno de los que votaron a favor del capítulo
del tabaco, cuya lectura era que ese gesto habilitó el
entendimiento para salvar provisoria y precariamente a los
monotributistas sociales, se preguntaba si acaso no se
podrían haber generado espacios de negociación que evitaran
la holgada supremacía libertaria que se cristalizó este
martes.
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