El texto se consensuó entre numerosas propuestas presentadas
por diputados de distintos bloques. No obstante, sólo tres
legisladores -Jimena Latorre (UCR), Germana Figueroa Casas
(Pro) y Maximiliano Ferraro (CC-ARI)- firmaron un dictamen
de minoría que sugiere mantener el 0,5 g/l de alcohol en
sangre, pero con un endurecimiento de las penas y sanciones
de aquellos infractores que no cumplan con la normativa,
basado en el modelo de Mendoza, provincia vitivinícola donde
hay reparos a avanzar con la prohibición total.
Dictamen de mayoría y de minoría
Como titular de la Comisión de Transportes, el jujeño Jorge
Rizzotti (UCR) explicó se está tratando una
modificación a la ley de Tránsito (24.449), en su artículo
48 y remarcó que “este dictamen de Comisión es producto de
un trabajo de acuerdo y compromiso de los representantes de
todas las bancadas. Esto ha sobrepasado el trabajo
improductivo que se da por la famosa ‘grieta’”.
“Esta ley es producto, fundamentalmente, del esfuerzo que
hicieron quienes están en los balcones, la movilización y
compromiso de muchas ONGs que hoy nos acompañan y que fueron
quienes pusieron en el conocimiento de todos los diputados
el objetivo de esta ley”, destacó Rizzotti y aclaró que “lejos
está de ser una ley contra el consumo de alcohol. No tiene
que ver con la prohibición no de beber, sino de no conducir
cuando se ha consumido alcohol”.
Además, planteó que “el alcohol cero al volante es un paso
de múltiples dimensiones, tanto para las personas como para
la ciudadanía y también para el Estado”. En ese sentido,
contó que “en el mundo hubo varios modelos sobre el consumo
de sustancias psicoactivas entre las que se encuentra el
alcohol. Usos cultuales, con penalización en algunos casos,
con regulación, etc”.
“En la actualidad en los estados democráticos priman los
abordajes terapéuticos y de control del uso de sustancias en
usuarios y usuarias, que tienen perspectiva de derechos, coinciden
con la premisa de la protección a la vida, en que el consumo
de sustancia no es compatible con conducir vehículos”, señaló
el radical.
También recordó que la Organización Panamericana de la Salud
expresó que el uso nocivo del alcohol desafía el desarrollo
social y económico de muchos países e informó que “el
consumo de alcohol en América es de aproximadamente un 40%
mayor que en el promedio mundial. En general se consume
alcohol en un patrón que es peligroso para la salud. Este
tipo de consumo se asocia con diversos daños a la salud y
daño social”.
“El paso que hoy damos en la modificación de esta ley es un
paso fuerte de extremo, un paso en un camino largo. Esta
legislación intenta un cambio cultural, pretende luchar
contra la violencia vial y configurar una práctica de
conciencia y responsabilidad ciudadana. En términos andinos,
‘el buen vivir: el tránsito de la vida con respeto por uno
mismo, los otros y la madre tierra’”, expresó el jujeño.
En suma, contó que familiares y organizaciones expusieron
sus “trágicas” historias de muerte “evitables” como
resultado del manejo de conductores ebrios. “Hay demasiadas
familias que han perdido a sus seres queridos por
automovilistas que conducen en estado de ebriedad”, lamentó.
Y
agregó: “La muerte por siniestros viales es la primera causa
de decesos en menores de 35 años y la tercera sobre el total
de la población. Se lleva la vida de 20 personas por día. En
2018 fueron 7000 víctimas fatales. En más del 50% de las
muertes por siniestros viales el alcohol está presente”.
En ese contexto, informó que en los últimos años en labor
legislativa “se ha visto nutrida de la presentación de
diversos proyectos que apuntan a combatir tal afectación
sobre la vida de las personas y la salud social. Proyectos
de diputados de todas las bancadas, en un debate que se
viene demorando año tras año y que hoy tenemos la
posibilidad de ponerle un punto final”.
“Una sola gota de alcohol produce disminución de reflejos,
acelera la frecuencia cardíaca y respiratoria. Solo beber
una gota de alcohol es incompatible con el hecho de conducir
en forma segura”, resaltó el radical y explicó que la Ley
actual establece que se puede conducir con hasta 0,5% de
alcoholemia en sangre.
En ese sentido, comparó que en algunas provincias la
exigencia del alcohol 0 “ya es una realidad”, como en las
provincias de Jujuy,
Córdoba, Salta, Tucumán, Río Negro, Entre Ríos y Santa Cruz.
Y ciudades como Mar del Plata, Neuquén, Posadas y Santa Fe.
“En Jujuy, desde la entrada en vigencia en 2018 de la ley de
tolerancia cero de alcohol y estupefacientes para
conductores, se redujo en un 62% la cantidad de fallecidos
en siniestros con conductores alcoholizados, y aumentó casi
un 60% la cantidad de controles de alcoholemia en la
provincia”, comentó.
Y cerró: “La sanción de una ley de prohibición absoluta de
consumo de alcohol en conductores debe venir de la mano de
una política estatal de fomento de la educación vial, la
profundización de los controles y fiscalización de
conductores, y la distribución de la aparatología necesaria
para el control. Factores imprescindibles para consolidar un
cambio cultural e inculcar buenas prácticas de manejo”.
“La medida de alcohol cero es la que podemos adoptar ante
una problemática que ya no puede atacarse con normas
intermedias, ya que han fracasado”, remarcó Rizzotti.
La vicepresidenta de la Comisión de Transportes, la
bonaerense Jimena
López (FdT), sostuvo que hace más de 10 años que se
viene peleando la ley y agradeció a los miembros de las
organizaciones y familiares de víctimas por las exposiciones
y por contar sus historias, al tiempo que consideró que “es
un día de reparación para aquellos padres que han perdido un
hijo”.
La oficialista procedió a leer un documento del Concejo
Federal de Seguridad Vial: “Nosotros y nosotras,
representantes de las provincias de la República Argentina,
reunidas en el marco del Concejo Federal de la Seguridad
Vial en la Ciudad de Posadas, Misiones, y en la ocasión de
la 18 Asamblea del Concejo Federal de Seguridad Vial,
proyecto nacido, sostenido y defendido por más de 10 años
del seno del Concejo de Seguridad Vial en forma conjunta con
las asociaciones civiles, reconocemos el impulso dado por la
Agencia Nacional de Seguridad Vial al proyecto de ley de
alcohol 0 que se trata en el Congreso Nacional y que obedece
al impulso que desde hace años viene aportando nuestro
Concejo. Reconocemos el papel de las diferentes
organizaciones del tercer sector, especialmente a aquellas
ONG’s de familiares y víctimas de siniestro viales en
acompañar las diferentes reuniones de comisiones”.
Luego de la lectura, López agradeció “enormemente” el
trabajo realizado por las organizaciones y advirtió que “la
primera enfermedad social que tenemos en la Argentina es el
consumo de alcohol. El alcohol es la droga legal más vendida
em el país”, y planteó ponerlo en otros plexos normativos:
“Hay que impulsar la prohibición total de la venta de
alcohol en menores de 18 años, el consumo, el tratamiento,
la concientización de las campañas, particularmente creo que
la educación es la gran herramienta para la transformación
que tenemos como sociedad”.
“Cuando hablamos de alcohol cero que ha sido un proyecto de
consenso, pero no libre de conflictos, tenemos que tener en
claro que manejar con alcohol en sangre ya es un problema en
sí, que en muchas ocasiones tendrá la entidad suficiente
para generar problemas aún más graves. El alcohol al volante
mata”, advirtió la bonaerense.
Además, resaltó que “esta modificación lo que viene a poner
a la especulación del consumo, de si una copa, media copa.
Nosotros consideramos que tenemos que tener una tolerancia
cero al consumo de alcohol para quien vaya a subirse al
vehículo por la responsabilidad que tiene que tener por las
personas que traslada y la responsabilidad que hay que tener
con el tercero que está por fuera de ese mundo interno que
representa un vehículo”.
“Es un problema y hay una realidad porque cuando hablamos de
las cuestiones especulativas del consumo de alcohol nadie
puede decir a ciencia cierta el impacto que puede tener una
o media copa, si es hombre o mujer, al peso, al consumo de
drogas legales. Ese consumo especulativo afecta las
facultades para manejar”, opinó López.
Respecto a las diferencias sobre el porcentaje en sangre del
dictamen, explicó que “se trata de una droga legal y las
drogas legales necesitan estar legisladas. Para cualquier
manejo de maquinarias la tolerancia es 0”, y preguntó: “¿Por
qué para manejar un auto podríamos tomar un mínimo de
alcohol? ¿Cuál sería el fundamento positivo que habilitara
manejar, aunque sea con un consumo mínimo? que tenemos
alteradas las facultades de reflejos y podemos matar a
alguien”.
“¿Cuál sería el fundamento de tener una conducta
especulativa y no tratar de educar a quienes manejamos?”,
volvió a preguntar y lanzó: “Es una cuestión que hay que
plantearse antes de dar cuestiones de opinión. Es objetiva
la biología en nosotros y no actúa de toda manera igual. Lo
mismo cuando dicen que los alcoholímetros podrían detectar
alcohol orgánico, eso es una burrada no hay posibilidad.
Antes de generar cuestiones que lleven a la confusión,
tenemos que trabajar en la educación. Es
necesario que la licencia de conducir se equipare a la de un
profesional. Hace 25 años que en nuestro país el carnet
profesional defiende la alcoholemia cero”.
En tanto, subrayó que la siniestralidad tiene un costo
económico y preguntó: “¿Tienen idea la cantidad de gente con
discapacidad por siniestralidad vial? ¿El costo en el
impacto en nuestro sistema que genera no tener educación
vial?”. Además, exigió que los municipios deben controlar en
la nocturnidad y poner multas más altas y cerró: “La
justicia es discrecional cuando alguien mata arriba de un
auto porque las herramientas están, el problema es que la
justicia es selectiva y lo vimos en algunas situaciones
donde quien mató alcoholizado tenía los recursos y ahora
está libre”.
De la vereda de enfrente, la diputada mendocina Jimena
Latorre (UCR) respaldó su dictamen de minoría al
señalar que “abordar un tema tan serio y sensible sin la
responsabilidad del caso nos hace caer en la demagogia, en
la mezquindad de utilizar demandas sociales legítimas para
levantar slogans, pero no para cumplir con nuestro trabajo
que es legislar sancionando leyes que sean herramientas de
transformación de esas realidades, y que sean soluciones a
esas demandas sociales”.
“En este debate partimos de un acuerdo, la obligación del
Estado reducir la siniestralidad vial”, afirmó Latorre y
luego explicó: “El desacuerdo lo tenemos en cómo, y vuelvo
entonces a la dicotomía que se presenta en realidad o
relato, política efectiva o demagogia”.
En suma, declaró: “Si no somos capaces de pasar los
proyectos que convertimos en ley por el tamiz de la
eficiencia y eficacia; si no somos capaces de analizar la
relación de medio a fin de cada una de las políticas que
diseñamos; si no somos capaces de hacer una evaluación de
resultados posibles, deseados y cumplibles en cada uno de
los métodos que proponemos, entonces no somos capaces de
legislar dando soluciones a los argentinos y tenemos que
aceptar que estamos acá cambiando para que nada cambie”.
“Es
demagogia cambiar la tolerancia del alcohol en sangre
permitida para conducir, sin cambiar las sanciones para el
que infrinja tal tolerancia. Es prohibir sin posibilidad de
castigar”, disparó la mendocina e indicó: “La
modificación de un sólo artículo de la Ley 24.449 es lo
único para lo que alcanzó la madurez del acuerdo. El acuerdo
sobre un título, un slogan, y no sobre una política
eficiente, no para una solución a la siniestralidad vial.
Realmente es lamentable, porque coincidiendo en la necesidad
de abordar la problemática y darle una solución elijen el
camino facilista y el de la mentira”.
En esa línea, planteó que “hubo al menos diez proyectos en
la comisión, entre ellos el que presenté con mis colegas
mendocinos de JxC y es dictamen de minoría”, y explicó:
“Propuse algo probado, de resultados comprobables con datos
oficiales. Propuse lo que en mi provincia demostró que
mejora los resultados, que se encamina en el sendero de
reducir progresiva y sostenidamente esas víctimas que
queremos evitar”.
“Hoy Mendoza está entre las provincias con menor
siniestralidad vial del país, otras con Tolerancia 0, como
Córdoba, Santa Fe, Río Negro, Jujuy, Salta, por ejemplo,
tiene mayores índices de accidentología y de víctimas
fatales”, ejemplificó.
A su vez, afirmó: “Esos resultados son producto de políticas
integrales y de gestiones eficientes” y detalló: “En Mendoza
en 2018 modificamos la Ley de Tránsito y la política fue de
endurecimiento de las sanciones, pero consecuentemente
también la gestión se esforzó en que esas sanciones fueran
efectivas y para ello se reforzó la educación, la
concientización, pero también y sobre todo el control y la
sanción. Se dotó al personal policial de los recursos para
hacer efectivos esos controles y se crearon los Juzgados de
Tránsito necesarios para hacer efectivas esas sanciones”.
“Cambiar para que nada cambie significa que la alcoholemia
0,2, 0,5 o 1,5 en la práctica será sancionada igual. Que las
reincidencias van a seguir siendo irrisorias y va a seguir
dando igual cuantas veces se infringe esa ‘Tolerancia 0’.
Que un Juez va a seguir teniendo la facultad de cambiar la
pena de arresto por trabajo comunitario. Que las multas no
van a dolerle al bolsillo de los infractores. Y que quien
trasgreda esa tolerancia 0 no va a quedar inhabilitado para
conducir y por ende podrá seguir poniendo en riesgo a los
demás”, apuntó.
En tanto, defendió su iniciativa: “Los que queremos que algo
cambie, propusimos cambiar todo esto: agravar las
reincidencias; aplicar la inhabilitación como accesoria en
todos los casos; agravar las sanciones, elevando los mínimos
y los máximos y hacerlas concurrentes; terminar con la
posibilidad de que la interpretación de un juez cambie una
sanción ejemplificadora y disuasiva por una suspensión o
trabajo comunitario; eliminar los atenuantes”.
“Pretendo nada más y nada menos que la aplicación de recetas
que funcionan en provincias como Mendoza y en otros países
del mundo”, solicitó la diputada y aclaró: “Mi postura no
está relacionada con provenir de una provincia vitivinícola,
son discusiones que van por carriles separados, las
economías regionales están vapuleadas por muchas otras
medidas de este gobierno”.
Para finalizar imploró “que prime la vocación de
transformación y con responsabilidad cambiemos lo que no
funciona, creemos un régimen disuasivo del riesgo, del daño
y demos herramientas para castigar efectivamente al
infractor”.
“Probablemente no sirva hoy para las fotos, pero sirva para
que haya cada vez menos fotos de accidentes fatales. No les
sirva para el slogan, pero nos sirva para tener la
tranquilidad que hicimos nuestro trabajo, legislar para una
sociedad mejor”, remató Latorre.
La palabra de los diputados
En la ronda individual, la bonaerense Marcela
Passo (FdT) consideró que es un proyecto “en
búsqueda de un cambio cultural que debemos atravesar para
lograr un nivel de conciencia social para decir que no es
que se está prohibiendo el consumo de alcohol, sino que
quien consume no cometa el error e irresponsabilidad de
conducir un vehículo porque pone en riesgo su vida y la de
los demás”.
Además, ponderó la labor de las organizaciones que
convirtieron “su dolor en lucha”, lo que consideró como
“ejemplificadora” porque vienen “años luchando para evitar
que lo que a ellos les ocurrió, no le pase a nadie más.
Pusieron como faro en común salvar vidas, generar conciencia
y educar con sus acciones”.
En respuesta a la diputada preopinante, aclaró que “no
estamos votando slogan, es una herramienta importante que
nos va a ayudar a traccionar el cambio cultural. No va en
contra de nadie, sino para que tomemos conciencia. Entre
14 y 20 personas fallecen en el día por siniestros viales y
1 de cada 4 está relacionado con el consumo de alcohol. Está
más que demostrado que reduce la motricidad, la visión, la
capacidad de actuar y de pensar y la atención”.
Passo pidió ver lo que ocurre en otros países y ejemplificó
con Brasil, Paraguay y Uruguay: “Hasta un 35% de reducción
de las fatalidades por siniestros viales. En cada país y en
algunas de nuestras provincias, los conductores viales
modificaron sus conductas, pero no hubo impacto negativo
sobre la producción de alcohol ni el consumo”.
En el mismo sentido, la diputada del Pro María
Luján Rey reiteró que los siniestros viales son la
“principal” causa de muerte de jóvenes en el país y la
“incidencia del alcohol es amplia y determinante”.
La diputada, apeló a los datos del Ministerio de Transporte
de la Nación y comentó que “casi
el 24% de los conductores que participaron en un siniestro
vial tenían alcohol en sangre. Y el 83% de ellos entre 0,01
y 0,5%”, y destacó que el cambio que se propone
“está en sintonía con las recomendaciones de la Asamblea
General de las Naciones Unidas”.
“Las estadísticas demuestran que la prohibición de alcohol
para conducir conlleva una importante disminución en los
siniestros y consecuencias y no trajo ningún prejuicio
negativo en la industria del vino, ni en la gastronomía, ni
en el turismo ni en las economías regionales”, precisó y
resaltó que el proyecto tiene como propósito “cuidar la
vida”.
A su turno, el oficialista Daniel
Arroyo opinó que “la actual década en la Argentina
es la década del cuidado. Gran parte de las leyes que se
discuten en el mundo y que discutimos acá en el Congreso es
sobre cómo cuidar. Cómo cuidar a los niños y a los
adolescentes, cómo cuidar del conflicto y del consumo de
droga, y de cómo cuidar la vida. Y me parece a mí que esta
ley apunta a cuidar la vida, y ese es el principal valor”.
“Claramente es una ley que apunta al cuidado de la vida de
los demás, de la propia, partiendo de la base de que el
consumo de alcohol, aunque sea en mínima proporción, limita
las capacidades de quienes manejan un auto”, describió y
agregó que “además de representar la lucha, representa un
avance claro en torno al cuidado, al acompañamiento, y el
respeto de la vida de los demás.
Y expresó: “Entiendo a los que creen que sea demasiado,
alcohol cero, lo comprendo, pero está claro que el Estado
nacional tiene que dar un mensaje claro: si uno toma no debe
manejar”. “Aquel que asume la responsabilidad de conducir,
tiene que conducir de manera segura y no tiene que tomar
alcohol si va a conducir”, sostuvo.
“Es muy evidente que gran parte de los siniestros que
ocurren suceden por factores que van más allá de hechos
fortuitos, más allá de dinámicas que tienen que ver con
otras condiciones viales y que tiene mucho que ver con el
consumo de alcohol”, señaló Arroyo, pero planteó: “No
focalizaría solo en los jóvenes, tengo claro que las
estadísticas sobre el consumo de alcohol y los siniestros
viales en los jóvenes son altas, pero no me quedaría solo
con este tema. Es una responsabilidad colectiva general, que
hace a los jóvenes, y a los que no son jóvenes, y es una
obligación de nuestro Congreso Nacional de aquellos que
dictamos leyes decir que tenemos la posibilidad acá de
salvar muchas vidas si apuntas que efectivamente quien
consume alcohol no maneje un auto”.
Además de describir las consecuencias que produce el
alcohol, consideró que “necesitamos campañas
comunicacionales, aunque yo no pondría todo el acento solo
en los medios de comunicación, sino también en las
escuelas”. “En esencia lo que creo claramente es que estamos
dando un mensaje muy claro, el Congreso nacional parte de la
base de que hay que salvar vidas, y una forma de hacer esto
es decir con claridad que si uno toma alcohol no debe
conducir”, cerró.
El exministro de Transportes de la Nación, Florencio
Randazzo (Identidad Bonaerense) manifestó: “Cuando
hablamos de seguridad vial estamos hablando ni más ni menos
que de la vida o de la muerte. La principal causa de muerte
de los menores de 25 años no natural son los siniestros
viales, valga si tiene importancia o no debatir este tipo de
cuestiones”.
“Esto es lo que acerca la política a la demanda que tiene el
hombre común, cosa que muchas veces está absolutamente
alejada”, criticó y recordó que cuando asumió en el
Ministerio del Interior había una dirección de Seguridad
Vial que “ni siquiera dependía de Transporte. Y por decisión
política creíamos que era un tema muy importante para darle
una mayor relevancia. Y así creamos una institución que es
la Agencia Nacional de Seguridad Vial”.
Por otro lado, reiteró que “es fundamental entender que la
política necesita gestión, la gestión es la que mejora la
vida de la gente, no hay ninguna otra forma. Si hay algo que
ha divorciado a la política de la sociedad es la falta de
gestión. Y qué es la gestión, resolverle, hacerle más fácil
la vida a la sociedad”.
“Y en ese sentido, creamos por ejemplo la Licencia Única
Nacional de Conducir, había más de 2.000 licencias en la
Argentina. Y empezamos a garantizar un proceso de
trazabilidad, con nueva tecnología”, destacó y sumó:
“Creamos el Registro Nacional de Antecedentes de Tránsito,
donde centralizamos todas las infracciones en todo el país.
Se creo el Observatorio Vial de Seguridad Vial para ver qué
tipo de infracciones, qué tipo de siniestros y tomar medidas
correctivas”.
“Trabajamos en las cinco causas que producen el 90% de los
siniestros viales en la Argentina, empezamos con un Plan
Nacional de Radarización. Y en la concientización del uso de
casco”, enumeró e insistió: “Todo esto fue por decisión
política de nuestra gestión. Y por supuesto quisimos avanzar
en el tema de control de alcoholemia y empezó a haber una
percepción del riesgo. Los resultados fueron buenísimos. Si
uno mira las estadísticas en el 2008 había 11,7% cada 100
mil habitantes fallecidos, en el 2013 10,08%”.
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