[Redacción
de
www.lasegundaciudad.com]
Desde ciertos sectores políticos han pretendido que el
Estado se transforme en lo que se dice un "Estado bobo"
que todo terceriza y no se encarga de nada, bueno aquí
en Clorinda tenemos un"Estado Municipal bobo", que solo
se jacta de colocar techos de luces en un par de cuadras
del centro de la ciudad y lo demás "te lo debo".
Enumerar las penurias clorindenses se hace tedioso, pero
inevitable cuando vemos, los consumidores, como el
aceite subsidiado se iba todo a Paraguay y nada quedaba
aquí, cuando el furor de la carne no nos atendían porque
todo se iba a Paraguay, ahora es el combustible, mañana
penaremos por otro producto y así sucesivamente con la
mirada boba de los funcionarios municipales.
[Redacción
de
www.lasegundaciudad.com]
Desde
la Asociación de Expendedores de Combustible enumeran
las causas del posible desabastecimiento de naftas y
gasoil, una lista con muchos puntos que justificarían
ese problema, pero nada dicen de la excesiva demanda y
venta de combustible a un mercado de más de 2 millones
de paraguayos ávidos de comprar más barato nuestro
combustible.
El
transporte de combustible en bidones o tanques de 1000
litros sobre una PickUP está prohibido por la Ley
Nacional de Tránsito de sustancias peligrosas, pero acá
todos miran para otro lado y unas pocas cargas
confiscadas. Está prohibido circular con bidones, pero
es igual que si no lo estuviera, mientras tanto el
ciudadano clorindense hace largas filas para poder
circular por la ciudad.
[Redacción
de
www.lasegundaciudad.com]
Algunos pocos popes del comercio fronterizo son los que
se benefician y muchos somos los que vemos como nos "forrean"
no hay término más apropiado.
Hoy es
el combustible, en otro momento fue el aceite, la carne,
entre otros productos que tuvieron o tienen una
diferencia de precios con el Paraguay.
Mientras tanto no solo que no nos defienden a los
consumidores sino que la máxima autoridad local se pone
al frente de los "comerciantes fronterizos" y orgulloso
exhibe una eximisión de prisión. El problema es que
además del paso de mercaderías de consumo pasa de "lo
otro" y también padecimos el ida y vuelta del
coronavirus hasta que nos llegó la vacuna.
Con la
lluvia pasa lo mismo, desidia total y extraordinarias
justificaciones del porqué "se inunda la ciudad". Que la
estación de bombeo, que las bombas no funcionaron, que
los vecinos tiran basura y se tapan los desagües, cuando
en Clorinda poco y nada de bocas de tormenta existen,
pero la verdad, "la única verdad es la realidad", hace
diez años que el Intendente Celauro está al frente de la
Municipalidad y hace 10 años que escuchamos, el día
después, el detalle de los motivos. El vecino que se
inunda sigue votándolo, pero ese es motivo de otro
artículo.
Con
tal de justificar la inacción municipal, funcionarios y
medios de comunicación le mienten a la ciudadanía
diciendo que en la última lluvia se registró 200
milímetros en un par de horas, desmintiendo a la policía
de la provincia que en su informe de lluvia registró 63
mm. en un período de 24 horas y 100 mm. más en las 24
horas siguientes.
Finalmente, debemos mencionar el abuso de los
comerciantes en cuestión de precios, en los alimentos en
mal estado que comercializan, vencidos o con nula
preservación de la cadena de frío, ni olvidarnos que
cobran comisiones por el uso de los diferentes medios
magnéticos cuando eso no lo deben hacer y así la lista
se incrementa exponencialmente ha medida que un
ciudadano comienza a realizar un ejercicio de memoria
repasando los padecimientos como usuarios, sabiendo que
ni el chapulín colorado nos va a ayudar. |