La distribución nacional fue lanzada el lunes
pasado, con una buena repercusión. Les llegaron
pedidos de Santa Fe, Córdoba, San Juan, Mendoza y
más de veinte localidades de la provincia de Buenos
Aires. Y es lógico: ¿quien no quiere hacer crecer
otras opciones que los grandes formadores de precios
de la industria de la alimentación?
Sin embargo, en el desarrollo de estas experiencias
hay riesgo, porque la expectativa de los
consumidores es que la economía popular sea
agroecológica, de calidad, más barata y menos sujeta
a la inflación; hay así algo desmedido, todavía no
calibrado con justeza, en lo que se espera
socialmente del sector. Y en parte eso se debe a la
opacidad de la formación de los precios.
No sabemos, por ejemplo, cuál sería un margen de
ganancia razonable para una comercializadora
popular. Martínez responde que alrededor de 5 por
ciento. "La distribución es un servicio y no un
negocio. Pero con ese margen reducido, claro, para
poder crecer necesitamos escala". ¿De cuanto? "Un
piso de 2 mil familias en todo el país". La meta es
perfectamente posible.
Por cuestiones de logística, hay mínimos
establecidos para realizar las compras a distancia.
El portal Todos Comen y toda la relación con los
productores es del Instituto para la Producción
Popular (IPP), mientras que el transporte está a
cargo de Expreso Urbano, que retira los envíos del
Mercado Central y los lleva a destino.
Todos Comen permite hacer pedidos y pagar con todos
los medios digitales, o por transferencia.
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