El presidente Alberto
Fernández puntualizó que "la
pandemia sigue siendo la prioridad” de su
gobierno y anticipó que evalúa
poner en marcha medidas con “un mayor control del
Estado” en la población para evitar que los
efectos de la segunda ola sean peores de lo
previsto. “El
plan es llegar al otoño con 13 millones de
argentinos vacunados, que es la población de riesgo”,
afirmó.
“Todos tenemos la percepción de que diciembre
fue un mes de mucho relajamiento, con reuniones
sociales y marchas de distinto tipo”, motivo por el
cual “estamos
viendo de qué modo las fuerzas de seguridad pueden
actuar en la calle para disipar a la gente e impedir
las aglomeraciones” que “son caldo de cultivo
para el virus”, indicó el mandatario.
El mandatario aclaró
que no se piensa en un toque de queda. "Tan
solo teniendo oficiales y suboficiales de fuerzas de
seguridad caminando por las plazas, viendo donde hay
aglomeración de gente y diciendo 'circulen'
alcanza", explicó. En ese sentido, remarcó que "el
toque de queda en Argentina es algo muy denso" y
agregó que lo
que sirvió en algunos lugares del país fue lo que se
llama "toque sanitario, que es que después
de determinada hora no se puede circular por la
calle y si las fuerzas de seguridad te ven te llevan
a tu casa".
Los lugares donde también se pondrá la lupa será el
transporte público, que durante los últimos
meses volvieron a llenarse de pasajeros que no
cumplen el requisito de trabajadores esenciales.
El Presidente explicó en una entrevista con Radio 10
que a esas decisiones las tomó luego de analizar el
aumento de casos de coronavirus con el cuerpo
de infectólogos que asesora al gobierno y tras
reunirse con Axel
Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, para
trazar un panorama sobre la situación del Área
Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Las vacunas y el sistema sanitario
Mientras tanto, añadió, el otro eje será mantener
reforzado el sistema sanitario y garantizar
la llegada de vacunas contra la covid-19, que es
algo que "no depende" del Gobierno sino de que "la
producción de vacunas escale".
“Tenemos que llegar más aliviados a marzo, que sería
el momento de la segunda ola producto de un virus
que ha mutado”, dijo el mandatario. Mientras
tanto, agregó, “vamos a seguir generando las
condiciones para que la Argentina crezca y que el
trabajo se recupere; para que haya inversión, se
pueda exportar, ordenar la balanza de pago y sacar a
la gente del cono de la pobreza en que ha caído”.
Alberto Fernández también criticó
a quienes generan desconfianza por la vacuna Sputnik
V y hacen lobby para otros laboratorios.
“Logramos que entren 300 mil vacunas para el
personal médico y lo único que escucho es poner en
duda la calidad técnica de una vacuna que se
desarrolló en un instituto que ha tenido varios
premios Nobel en su historia”.
“No entiendo por qué tan duros y tan severos con la
vacuna de Gamaleya a la que llaman ‘vacuna rusa’
adrede”, dijo y criticó: “Es una vacuna de la que
todos dudan pero hay otra que hay que someter a 70
grados bajo cero, que tiene problemas logísticos y
de traslado complicadísimos, y cuyos hacedores piden
tantas prevenciones como nadie ha pedido para
garantizar su inmunidad ante el eventual fracaso,
pero es la vacuna que me exigen que traiga”.
“Yo la traería encantado, pero no
es por mí que no viene sino por la cantidad que
exigencia que ponen las que la hacen”,
dijo en referencia a la vacuna producida por el
laboratorio estadounidense Pfizer. No obstante
dejó claro que “voy a seguir las negociaciones” para
arribar a un acuerdo.
Agradeció la “generosidad” de la Federación Rusa
para proveer al país de la Sputnik V y ratificó que
siguen vigente los pre acuerdos con AstraZéneca y
Sinopharma.
“La Anmat está
viendo los protocolos, pero ahora resulta que
también han puesto en tela de juicio a la Anmat, que
es uno de los organismos que en el mundo está
catalogado con 4 puntos, la calificación
más alta como la FDA (de Estados Unidos). Es
decir que lo que Anmat dice es palabra santa”.
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