Se trata de la empresa pública Dioxitek, ubicada en la
provincia de Formosa, que ya ha sufrido un intento de
privatización durante el gobierno de Mauricio Macri. La
firma estaba incluida en el primer listado de la Ley
Bases entre las empresas a ser privatizadas
Mientras el Gobierno avanza en Mendoza con la primera
privatización de una empresa pública en la era Javier
Milei con el blanco en la metalúrgica IMPSA, en Formosa se
levanta un grito de alerta debido a que la
administración nacional ha paralizado las obras en la
planta de Dioxitek,
una empresa estatal dedicada
a la purificación de minerales de uranio, elemento
clave para la generación de energía,
entre ellas la nuclear.
En declaraciones a la 750, el extitular
de la empresa y actual ministro de Cultura y
Educación de Formosa, Julio
Aráoz, calificó como una inconsistencia la
paralización y el freno
en las obras en una empresa que es clave en la
industria, que es superavitaria y
que está en un 80 por ciento terminada y próxima a
quedar operativa.
Aráoz explicó que se trata de una planta que está en
construcción y que está destinada a purificar
mineral de uranio, con el que se fabrican los
elementos combustibles que alimentan
tres centrales nucleoeléctricas que funcionan en
Argentina, la Central Nuclear Embalse y Atucha I y II.
El país aparece entre los líderes de la industria
nuclear a nivel mundial, considerada "limpia" - o, en
verdad, de bajo impacto ambiental - ya que puede
suministrar electricidad a gran escala y con menores
niveles de contaminación que otras energías.
Además de la planta ubicada en Formosa, hay otra en
Córdoba donde se hace este proceso. Comenzó a operar en
los 80', aunque “por una ordenanza que impide realizar
actividad industrial en la zona, sumado
a la obsolescencia de la plata, el Estado, que es el
dueño de la empresa Dioxitek, decidió
encarar un nuevo proyecto”, señaló Aráoz.
Y si bien la planta en Formosa está en un 80 por ciento
avanzada y podría estar operativa en los próximos años,
la decisión de la gestión de Javier
Milei fue la paralización. Según el ministro, de
este modo se pone en riesgo el suministro de materiales
claves para la generación
de entre el 7 y el 10 por ciento de la energía que se
produce en el país.
La planta, dijo Aráoz, “podría estar operando en no
menos de dos años si se cumpliera con el cronograma de
inversiones”. “Pero este proyecto ya tendría que estar
terminado. Esta es la segunda parálisis que sufre. La
primera fue con Macri”, se lamentó en medio del
brutal ajuste y la paralización de la obra pública que
ha puesto en marcha la administración de Milei.
Como se puede esperar, esto tiene intereses opacos de
fondo: “Ya
hubo un intento de privatizarla durante la gestión de
Macri. Pero es un caso muy particular, ya que es una
empresa que tiene superávit, porque la purificación de
Uranio no es la única fuente de ingresos”.
Macri hizo el primer intento, Milei el segundo. Por
eso es una de las empresas que incluyó en el primer
listado de la Ley Bases entre las firmas del Estado
desnatadas al remate en bandeja para el sector privado.
Por eso llama poderosamente la atención el freno de las
obras clave para el entramado productivo del país. No
sería la primera vez en la historia que, previo a un
proceso de privatización, se boicoten las empresas, se
las paraliza y se las muestra como deficitarias o poco
necesarias.
“No logro entender cuál es el objetivo, porque
tenemos un sistema nuclear consolidado. Además, hay
un compromiso que ha asumido el Estado ante la Justicia
de Córdoba, que le ha dado fecha de vencimiento para
seguir operando la planta con el condicionamiento de que
el proyecto en Formosa se termine”, finalizó.
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