Miguel Montoya y Carla
Zaizer, fueron elegidos presidente y vicepresidente
del Comité Provincial de la UCR mientras que la
conducción del Comité Capital de la UCR quedó en manos de
los abogados Diego
Herrera y Bianca
Capeletti Puyó.
Sin embargo, las elecciones del centenario partido en
Formosa, no habrían sido del todo transparentes y el
exconcejal Gerardo
Piñeiro que también estaba dispuesto a competir en
las internas partidarias, no tuvo lista porque la Justicia
Federal la “bajó” y publicó en sus redes sociales fuertes
denuncias apuntando contra sus correligionarios.
Según Piñeiro el proceso estuvo viciado de nulidades y
consideró además que los que ocuparan los cargos directivos
en el radicalismo, carecen de representatividad por la
deslegitimación de los afiliados al no participar de las
internas por el alto ausentismo.
"Con todo el poderío económico, 4 diputados provinciales, 2
concejales y el ciento por ciento de la dirigencia rentada
de la capital sacaron 700 votos" dijo el ex legislador y
agregó que: "La UCR en 2023 perdió el senador y diputada
nacional, no metió concejales en la capital y perdió la
mitad de los diputados provinciales que puso en juego".
En la última sesión de la Legislatura Provincial, los
referentes que hoy aparecen en la foto, legitimaron junto al
gildismo la conformación del Consejo de la Magistratura en
la provincia por lo que también llegan teñidos de sospechas
ante una supuesta alianza con las huestes de Gildo
Insfrán.
Piñeiro manifestó que: "No les alcanzó con manejar la Junta
Electoral, no les alcanzó con proscribir la lista opositora,
no les alcanzó todo el poderío económico desplegado, están
deslegitimados y fuera de consideración en la sociedad".
Pero "hagan lo que hagan" para permanecer al frente del
Partido, el "tiempo se les agota". La conducción que
encabezará Miguel "Mono" Montoya, serán los últimos
"guardianes del pañal sucio" en el radicalismo, se
despachó.
Además sostuvo que "hacen y van a seguir haciendo todo
lo necesario para permanecer al frente del Partido,
porque "saben que su función no es política, es la de
cuidar el último reducto que les queda a una etapa
políticamente fracasada y moralmente quebrada" de la que
todos son parte.
"Los que están ahora y los que seguirán estando
al frente del comité, “forman parte de los que
entregaron el radicalismo a las exigencias del
régimen Gildista a cambio de la paralización de
causas penales por corrupción”, que involucraban
a la máxima esfera de conducción del
radicalismo.
"Son cómplices de las desprolijidades en las
rendiciones de fondos de manejo partidarios
y fondos públicos recibidos desde el
Ministerio del Interior para las campañas de
los partidos políticos. No podemos avalar,
ni subsanar con nuestra participación todo
lo que denunciamos, no podemos ni queremos
ser parte de una conducción formal, que está
puesta al solo efecto de garantizar el
acuerdo con el gobierno poniendo al
radicalismo al borde del exterminio político
a cambio de impunidad, de tapar la
corrupción, de la inmoralidad de un puñado
de dirigentes que no quieren rendir cuentas
de sus actos en la justicia”.
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