El Gobierno Nacional transita una semana clave de cara a
las renegociaciones que lleva adelante con el Fondo
Monetario Internacional ya que antes del viernes tendrá
que definir si paga o no el primer vencimiento del año
que se trata de una suma de 731 millones de dólares. En
Casa Rosada, por estas horas, se vive un clima de mucho
hermetismo con todo lo vinculado la negociación y
también hay gran cautela sobre la posibilidad o no de
que en el corto plazo se llegue a un acuerdo con el
organismo. Lo que se repite al unísono, tanto cerca del
presidente Alberto Fernández, como de la vicepresidenta,
Cristina Fernández de Kirchner, es que no se aceptará ni
se firmará un acuerdo que implique ajuste o que genere
un freno al crecimiento que viene experimentando la
economía argentina --aceptado incluso por el propio
Fondo-- y el crecimiento que puede llegar a tener en los
años venideros. El Presidente no pierde oportunidad
pública para reiterar que su decisión es la de alcanzar
un acuerdo con el Fondo pero advierte y remarca que no
aceptará un ajuste para la sociedad. Por caso, el lunes
durante un acto donde presentaba la campaña nacional
"Nos vacunamos todos para ir a la escuela", insistió con
su posición frente al FMI: "Sólo recuerden lo que
significó el 2001. Y recuerden que el ajuste más cercano
que el FMI le pidió a la Argentina hizo desaparecer el
Ministerio de Salud, el Ministerio de Trabajo, el
Ministerio de Ciencia y Tecnología; hizo perder tres
baluartes centrales para el desarrollo de un Estado y
una sociedad", dijo en referencia a los costos de la
maniobra del entonces presidente Mauricio Macri, al
endeudar al país para poder triunfar en las elecciones
presidenciales de 2019.
De todas formas, hacia el interior del Frente de
Todos hay sectores que temen que el acuerdo incluya un
ajuste. Incluso no comparten la posibilidad pedir
préstamos al propio Fondo para pagar los vencimientos
con ese dinero, tal como explicó el ministro de
Economía, Martín Guzmán, en la reunión que sostuvo con
los gobernadores.
Estos espacios, más referenciados con el
kirchnerismo, dicen que es inconveniente porque además
del ajuste y también se habilita una fuerte injerencia
del FMI en las políticas del país a partir de los
controles trimestrales que realizará. Algo que,
sostienen en los pasillos de la Rosada, todavía está en
revisión y destacan que todo esto sucede por la
irresponsable conducta del gobierno del expresidente
Mauricio Macri al tomar tamaño préstamo en 2018.
"Ellos (por el FMI) quieren una Argentina que exporte
materia prima, que no tenga industria, una Argentina con
disciplinamiento social y con una distribución desigual
de la renta", aclaran los sectores que temen por el tipo
de acuerdo que se alcance con el Fondo y agregan que es
preciso "forzar la situación para generar las
condiciones necesarias y que desde el Fondo escuchen
nuestras demandas, porque lo que ofrecen significaría un
calvario para nuestro pueblo".
Si bien es más que factible que el Gobierno realice
este viernes el pago el primer pago del año al Fondo
--se vienen pagando todos los vencimientos anteriores--,
algunos sectores dentro del oficialismo consideran que
otra opción sería no pagar hasta que se termine de
negociar y cerrar un nuevo acuerdo. En el bloque
oficialista del Senado hay integrantes que anticipan su
negativa a un acuerdo un acuerdo que implique ajuste,
tal como lo dijeron en las dos cartas que emitieron
sobre este tema: una el
15 de noviembre de 2020 y la otra
en de febrero de 2021.
"No puede haber un acuerdo que nos condene otros diez
años de decadencia porque eso va a significar volver a
tropezar con la misma piedra y caer en un lugar de
profunda crisis", opinan sectores sindicales ligados al
Frente de Todos. Es más, sostienen que un ajuste no lo
solo profundizaría "la desigualdad" sino que además
concentraría más la opulencia de sectores de la
sociedad. Por eso suelen reclamar que el Gobierno pelee
más la flexibilización de los plazos y las exigencias.
"Algunos sectores quieren empujarnos a firmar a
cualquier costo y eso sería un error político", dicen.
Lo cierto es que si bien el que lleva adelante la
renegociación es el Poder Ejecutivo, son centrales los
consensos porque generan mayor respaldo y porque el
acuerdo al que se llegue deberá pasar por el Congreso.
Con ese objetivo, Guzmán explicó los detalles de las
negociaciones frente a los gobernadores, a los diputados
y también ante la CGT. Los únicos que no aceptaron
escuchar al ministro fueron los miembros de la
oposición, sobre todo Juntos por el Cambio, que tras
idas y vueltas no concretaron una reunión con el titular
de la cartera
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